entre mis manos
que envejece a cada instante, rancio.
Yo no lo dispuse, se desvaneció rápido:
golpe, esperanza, dolor,
más golpe, más dolor.
No dan medallas a la pena
no se lleva,
no apetece,
que se pega.
Felicidad encapsulada de
praxis emocional.
VERA
Hola.. paseaba y me gustó lo que escribiste...
ResponderEliminarPalabras... y con ellas algo más..
..siempre aportando y transmitiendo.., sí.
Seguiré leyendote.
Un saludo.
Puede que la soledad sea la única compañía a la que siempre podremos recurrir. Pero en estos días te escucho como si estuvieras aquí, en el centro infinito de tu ausencia.
ResponderEliminarUn beso, amor.
Gracias por la visita y el comentario.
ResponderEliminarUn saludo
Aquí estoy, mirando las palabras que saben. De vez en cuando me asomaré a tu balcón para ver, para tener esa sensación de estar de nuevo ante un descubrimiento.
ResponderEliminar- -
ResponderEliminar-
La pena se pega pero ¿y la alegría? Seguro que también. Yo estuve en Sevilla el año pasado con mi gran amiga de ahí y se pega la alegría. Lo descubrí así.
ResponderEliminarBesos
Qué buen texto, che. Me encantó tu paginita.
ResponderEliminarSaludos desde el Sur