miércoles, 3 de marzo de 2010

Caminando

Sabía que ocurriría, pero no pensó en el derrumbe, se encogió de hombros y aceptó el devenir de los días. Ya habría lugar para los escombros.
Sabía que nada atrapa al futuro y, a pesar del peso del pasado, no se detuvo: caminó contra corriente cada minuto.
Los viajes sin rumbo siempre merecen la pena por encima de cualquier meta.
VERA

5 comentarios:

  1. Una vez me dio por escribir que todos los viajes conducen de regreso al mismo punto de partida. Si no fuera así, creo que hablaríamos de una huída o de un... ¿éxodo?

    El punto de partida es uno mismo, naturalmente.

    Un abrazo.
    Y sonríe...


    D.

    ResponderEliminar
  2. Aceptar de antemano lo que no ha pasado suena a locura y a cordura, supongo que depende de lo que aceptes.
    Avanzar aunque no haya ruta!

    ResponderEliminar
  3. Locura y cordura, contradicciones caracterizadoras...

    ResponderEliminar
  4. Si no sabes hacia donde vas cualquier camino que tomes te llevara...

    Me gusto como lo relataste, saludos ^^

    ResponderEliminar

pasearon por aquí