Sabía que ocurriría, pero no pensó en el derrumbe, se encogió de hombros y aceptó el devenir de los días. Ya habría lugar para los escombros.
Sabía que nada atrapa al futuro y, a pesar del peso del pasado, no se detuvo: caminó contra corriente cada minuto.
Los viajes sin rumbo siempre merecen la pena por encima de cualquier meta.
Sabía que nada atrapa al futuro y, a pesar del peso del pasado, no se detuvo: caminó contra corriente cada minuto.
Los viajes sin rumbo siempre merecen la pena por encima de cualquier meta.
VERA
Mientras que camine y no corra...
ResponderEliminarUna vez me dio por escribir que todos los viajes conducen de regreso al mismo punto de partida. Si no fuera así, creo que hablaríamos de una huída o de un... ¿éxodo?
ResponderEliminarEl punto de partida es uno mismo, naturalmente.
Un abrazo.
Y sonríe...
D.
Aceptar de antemano lo que no ha pasado suena a locura y a cordura, supongo que depende de lo que aceptes.
ResponderEliminarAvanzar aunque no haya ruta!
Locura y cordura, contradicciones caracterizadoras...
ResponderEliminarSi no sabes hacia donde vas cualquier camino que tomes te llevara...
ResponderEliminarMe gusto como lo relataste, saludos ^^