
-La calle está muy mala, la crisis nos afecta a todos... -anunció ella digna de su oficio.
-Yo puedo echarte una mano, siempre que quieras -respondió cómplice el hombre.
-A ti, por se mi amigo no te cobro -contestó la mujer con el alma.
-Sí, pero el trabajo es trabajo...
Y ella sabia sabedora de las miserias humanas sentenció:
-Oye, te digo una cosa: afortunadamente el dinero no puede comprarlo todo...
VERA
Bravo... Como relato me ha parecido más que interesante. ¿Por qué no sigues escribiendo cositas así?
ResponderEliminarEs solo una sugerencia, eh.
Un abrazo.
D.