Las ganas ahogadas te reprochan el nuevo intento.
Es inútil. Lo sabías, lo sabes y, lo peor, lo supiste.
Ni siquiera quedan excusas que expliquen el porqué.
Mucho menos, hablar de mientras tanto.
Empeñar el sentimiento en vano
ante este invisible muro infranqueable
es tu propia usura.
Es inútil. Lo sabías, lo sabes y, lo peor, lo supiste.
Ni siquiera quedan excusas que expliquen el porqué.
Mucho menos, hablar de mientras tanto.
Empeñar el sentimiento en vano
ante este invisible muro infranqueable
es tu propia usura.
VERA
Por aquí corre la sangre que nunca llegó al rio.
ResponderEliminarUn beso.
D.