martes, 14 de septiembre de 2010

Sin amargura

-Buenos días, ¿Tiene usted medias de verano con liga de silicona? -preguntó la joven escéptica.

El viejo masculló irónico y servicial: "Hum, a ver, a ver..." y se perdió en el laberinto polvoriento de cajas, percheros, ropa cara de bebé, pasamanería, botones, telas, fajas, camisetas interiores caladitas de caballero...

-Aquí tiene estos dos modelos -anunció triunfal sin inmutarse.

-Ella, sobrecogida por la sorpresa, asintió humildemente.

Desde entonces saboreó que si se logra sonreír detrás de un mostrador anclado en la calle Amargura sin inventarios, ni excel, ni jovenzuelas mascando chicles, habiendo pasado de la media de calceta a la lycra; la vida no puede resultar tan amarga.
VERA

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